viernes, 17 de diciembre de 2010

LOCA TEORÍA DEL MUNDO AL REVÉS

NO SOY RELIGIOSO, PERO ESTA ES UNA CONCLUSIÓN LOCA A LA QUE HE LLEGADO CON EL TIEMPO.

EN REALIDAD LA IGLESIA SÍ REPRESENTA EN PARTE TODOS LOS MEJORES VALORES DEL SER HUMANO, LO BUENO QUE HAY EN NOSOTROS, ES UN CAMINO A SEGUIR, PARA MÍ AL MENOS, TAN RESPETABLE COMO LA CULTURA DEL DINERO Y DEL EGO, EN DONDE CREES SER DUEÑO DE TI PERO SÓLO ERES DUEÑO DE ESCOGER QUÉ CONSUMIR...

A LO LARGO DE LA HISTORIA LA IGLESIA HA SIDO UNA GRAN CONTRADICCIÓN. LA OPULENCIA DEL VATICANO CON LA POBREZA DE LOS PROTESTANTES, LOS PREDICADORES Y MISIONEROS Y LA SANTA CRUZADA, TODA LA TRAMA POLÍTICA QUE COLOCÓ A TAN DIMINUTA NACIÓN COMO UNA POTENCIA MUNDIAL. LOS ESCRIBAS Y LAS QUEMAS DE BIBLIOTECAS... TODO ES UNA CONTRADICCIÓN.

PERO ALGUIEN SE HA PARADO A LEER LA BIBLIA? YO TAMPOCO LA HE LEÍDO A FONDO, PERO SÍ PARTES SUFICIENTES COMO PARA COMPRENDER QUE MÁS BIEN ES UN LIBRO DE FILOSOFÍA, QUITANDO TODAS LAS PARTES ESOTÉRICAS Y DEMÁS, ES UN LIBRO DE CÓMO VIVIR LA VIDA EN SOCIEDAD, ALGO QUE ERA MUY NECESARIO EN AQUELLA ÉPOCA, SI ES QUE SE ESCRIBIÓ ENTONCES, PORQUE NO QUIERO NI PENSAR EN LAS REVISIONES QUE HABRÁ TENIDO "LA PALABRA DE DIOS".

PERO FUERA DE ESTAFAS Y FANATISMOS, EL SENTIMIENTO RELIGIOSO CARITATIVO ES MUY VALIOSO, MOTIVANTE, Y LO PEOR ES QUE SÓLO REALZA COSAS QUE TENEMOS POR NATURALEZA, POR LA MISMA NATURALEZA POR LA QUE FUIMOS CREADOS, EL AMOR, EL ÚNICO DIOS, EL ORDEN QUE RIGE TODO LO QUE NOS RODEA.

PERO EL DEMONIO EN REALIDAD ES EL PODER FÁCTICO RELIGIOSO, LOS PAPAS, CARDENALES, MONSEÑORES Y DEMÁS PARAFERNALIA BUROCRÁTICA. SU FIN? ALEJAR AL SER HUMANO DEL VERDADERO SENTIDO DE LAS COSAS, HACIÉNDOLO TODO MAL PARA QUE EL SER HUMANO RENIEGUE DE SU PROPIA RAZÓN DE SER: LA CONVIVENCIA ARMONIOSA EN POS DE LA PROSPERIDAD. TODO LO DEMÁS SON MIEDOS INFUNDADOS CON ALGÚN INTERÉS CONCRETO. HACE 60 AÑOS ERA TRABAJAR EN LAS FÁBRICAS DE MISILES, AHORA ES LLENAR LOS CENTROS COMERCIALES, ESO NO LO CONSEGUIRÍAN ENSEÑANDO QUE LA DIVERSIÓN NO PRECISA DE DESPILFARROS. ESO SE CONSIGUE METIENDO MIEDO, DIVIDIENDO.

CUÁL ES EL OBJETIVO DE LA IGLESIA? PERMANECER EN EL IMAGINARIO COLECTIVO, GANAR ADEPTOS, MANTENER SU CULTURA, POR ELLO SE OPONEN A PRESERVATIVOS, BODAS HOMOSEXUALES... LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SE ENCARGAN TAMBIÉN DE DESPRESTIGIAR A LA YA DIEZMADA INSTITUCIÓN CATÓLICA, TILDÁNDOLOS DE INTOLERANTES, DE INHUMANOS, IMPLANTANDO LA IDEA DE QUE LA SEXUALIDAD DE UN PERSONA ES SU SEÑA DE IDENTIDAD. SIMPLEMENTE QUIEREN MANTENER SU CULTURA. LOS MUSULMANES POR EJEMPLO, Y YA LO DIJO GADHAFI, NOS CONQUISTARÁN SIN ARMAS, TODO A BASE DE PREÑE Y MÁS PREÑE. A ELLOS LES DA IGUAL QUE LOS TILDEN DE LO QUE SEA, ELLOS NO ENTRAN EN TENER QUE AGRADAR A LA OPINIÓN PÚBLICA, IMPONEN SUS DESIGNIOS Y NOS COMEN. LOS BUENOS DE LA PELI, NUESTRA PELI, ES LA IGLESIA, YA QUE DE LO CONTRARIO NUESTRA FORMA DE VIDA SE VERÁ DEFORMADA, ACABARÁ EN LA LEY ISLÁMICA, YA QUE ELLOS NO SE TUERCEN UN PELO DE SU DISCURSO, LOS MODERNOS SOMOS NOSOTROS, NUESTROS PROPIOS ENEMIGOS. ESTE PARECE SER EL ÚLTIMO Y PARADÓJICO OBJETIVO DE LA IGLESIA, OBRAR MAL Y ACABAR CONSIGO MISMA. ESTO NO ES UN LLAMAMIENTO RELIGIOSO, ES UN GRITO A LA LÓGICA. SED EQUILIBRADOS

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domingo, 30 de mayo de 2010

CAMPO DE BROZA, CAP. 3

CAPÍTULO 3: EL AUTOBÚS



Pillé Internet de una red inalámbrica. Después de ver un montón de chorradas, encontré un documental que me instruyó un poco. Sabía que el mundo estaba mal, desde luego, pero no me imaginaba hasta qué punto llegaba la conspiración, y cómo nosotros, pobre borregos, la habíamos aceptado. La sociedad está abocada a desaparecer, saludemos pues al Gran Hermano. Sociedad… hay quien diría que no merezco vivir por el mero hecho de mi bajo aporte a la sociedad, pero ellos son aún más egoístas.

La sociedad. Me recuerda a la sensación de moverte ilusoriamente cuando esperas impacientemente que parta tu autobús, y en su lugar se marcha el que está pegado al tuyo. Por unos momentos se da una ilusión cinética; sin embargo lo ves desaparecer mientras sigues esperando tu turno.

Algo así pasó conmigo y la sociedad, sólo que el conductor además era yo y no acertaba ni a meter la primera. No sé si ver la carretera concurrida me desmotivó. Podría ser esa mi excusa. O las drogas. El caso es tener una excusa. Me encanta desde luego no ser el actor en mi vida más que para llorar. Desde luego, siempre supe que esto no sería ninguna comedia, pero gasté mi tiempo esperando el guión del héroe, o al menos el del villano, y no un pobre bobalicón digno de la peor tragicomedia.

Sabía que tenía que hacer algo, pero no hacer nada es mejor. Siempre hay excusas, mentiras, y si llega el marrón (la realidad), te limitas, ayudado por tus amiguitas las drogas, a reducirlo todo a meros segmentos temporales que pronto pasarán y te dejarán proseguir tu vida boba.

Entonces las drogas se convierten en el eje que mueve tu penosa vida. Tenía que cambiar, lo del señor Blas me dio que pensar. Me bajó la regla.

Estaba pues, en uno de esos días, aborrecido de todo. Las botellas de vino colindaban con enormes motas de polvo que parecían tener vida propia. Cientos de chustas de porro de dudosa calidad esparcidas por la mesa eran testigo de mi desazón y falta de higiene, pero yo pensaba en la sociedad. En esa puta bien vestida llamada sociedad.

No creo que el panadero haga sus ricos pasteles pensando en lo que disfrutarán sus clientes, todo es puro egoísmo. Follan, trabajan, gastan: todo egoísmo. Son productivos para la sociedad, bajo el auspicio del acopio y el crecimiento, y no por la igualdad y la humanidad que gente como sr. Blas atesoraba. Más bien al contrario, huyen de gente como yo, gente pez que vaga por el mundo con poco menos que nada.

Pero los elegidos me necesitan ya que yo marco el rumbo que deben seguir, aunque sea el más alejado posible al que yo tomo, tipos andrajosos como yo somos la Rosa de los Vientos de este autobús ilusorio. Porque nosotros no nos movemos: se mueven ellos, en ese baile de disfraces, en ese catering en donde se degustan desde luego las mejores drogas y se cortan pasteles. En ocasiones, hay tropiezos y se les desparraman por el suelo, se produce un resbalón y el pastel queda arruinado, mas estos cerdos comienzan a saborearlo de forma sucia. Lo que se conoce como estafa se bautiza como crisis, y ésta a su vez transmuta hacia “oportunidades”. Me encanta la demagogia.

Me hace también gracia lo de la recurrible comparación positiva entre la Edad Media y nuestros tiempos. Te dicen que antes, quien nacía vasallo, moría en las mismas condiciones. ¿Y ahora no? Ahora naces persona y cambias de condición según aspectos completamente falsos. La marca “soluciona” los problemas virtualmente. Ahora descubrimos que el autobús no se movía, sino que era una simulación orquestada, todo esto gracias a un bello escenario en constante movimiento, movido por engranajes que, aunque chirrían, más bien pocos se percatan, y puesto que el escenario es tan fastuoso, aquellos que atisban las manijas, los mecanismos de este escenario, son tildados de locos, condenados al más absoluto ostracismo imaginable.

Pero entonces uno de esos locos hace honor a su sambenito y decide derribar, incendiar el escenario. Se convierte en un escándalo. Las autoridades piden que el público permanezca en calma, dentro del autobús, pero quien salga podrá observar el paisaje. Será bonito, no lo será… pero será el que es.

Mierda. Me estaba convirtiendo en una especie de neohippie y la verdad es que los odiaba. Llené mi vaso de whiskey y me puse a tocar la guitarra. ¡Mierda! Miles de hippies se pajeaban con Simon y Garfunkel cada noche y yo ahora estaba emulando a esos bohemios capullos. Estampé la guitarra. Me apagué un cigarro en la mano. Todavía podía sentir dolor, perfecto. Me hice una paja, bastante aburrida.

Intentaría pensar menos en el mundo.

miércoles, 14 de abril de 2010

CAMPO DE BROZA CAP. 2

CAPÍTULO 2: SEÑOR BLAS


No dejaba de mirar ensimismado la ventana. Dios santo, no me imaginaba que alguien tan pequeño albergara tanta tripa, víscera y sangre. Allí estaba esparcido como una bolsa de basura, como una especie de albóndiga pisada. La gente no dejaba de gritar o cuchichear, y sea como fuere, al igual que yo no dejaban de mirar. Algo tiene que tener para que atraiga tanto. No faltaron vomiteras al igual que sonrisas chistosas y comentarios del tipo “cómo están las cabezas…”.

El señor Blas se había suicidado. Era el único vecino realmente decente que tenía, y no digo esto porque la haya palmado (que es lo que se hace, alabar a los muertos), simplemente era un tipo fenomenal. Había trabajado en la antigua Casa Telefunken como técnico hasta los 61 años, pues un reajuste de plantilla le obligó a prejubilarse. Era muy amigo de mi padre, solían comentar los noticiarios juntos. El trato conmigo por aquel entonces era nimio:

__ Buenas noches, señor Blas.

__ Hola Riki, pequeño Caudillo __ recuerdo que ese era su chistoso mote, supongo que para él llamarme así era cariñoso __, está tu padre por aquí supongo, ¿no?

__ Sí claro, claro, pase.

__ Tu papá, siempre en casa, es un buen hombre __ y acto seguido me daba, o bien unos dulces, o una moneda de cinco duros. __ Yo en cambio huyo de mi casa tras volver del trabajo… creo que me tenía que haber casado con tu padre.

Lo cierto es que con los años jamás comprendí el porqué de esa amistad. El señor Blas era un golfo en toda regla, muy versado en los temas actuales de la época, diestro y cumplidor en su trabajo, pero muy aficionado al taberneo de baja alcurnia, todo lo contrario que mi padre, señorial y distinguido, modélico en su trato con los demás y hogareño como él solo. Cuando los planetas se cruzaban, mi padre acompañaba al señor Blas en su recorrido etílico, con la consiguiente bronca en casa después. Todos bromeaban preguntándole al señor Blas quién era su acompañante: por supuesto todo el mundo conocía a mi padre, toda la vida viviendo en aquel barrio, y al igual que su afición al botellín en el salón de casa y no en el bar, lo cual le alejaba un poco de la cotidianedad de los criminales de barra y tapa.

El señor Blas se quedó viudo 3 años después de cesar sus funciones laborales, cáncer de matriz sufrió “la Blasa”, conocida por todos como la estoica mujer que aguantaba al señor Blas, quien curiosamente y para sorpresa de muchos, por sus insanas costumbres, sobrevivió y a más de uno que lo enterraba.

Sin su mujer, su vida más o menos seguía igual, si bien ahora sería diez o quince kilos más delgado. Sufrió un infarto a los meses, y los médicos le pegaron el puro con que debía dejar el tabaco. Él alardeaba que mientras no le quitaran su vinito seguía a tope, pero cuando fui allí a verlo, un día después de que tuviera el pecho abierto me suplicó un cigarro. No podía moverse de la cama, permanecía entubado y con oxígeno, iba quitándoselo y poniéndoselo a tesón de unas caladas. La enfermera (muy cachonda, por cierto) olfateó y me tiró a la calle, prohibiéndome la entrada al centro.

No sólo le dijeron que se dejara el tabaco (cosa que ignoró completamente), sino que también debía limitar el consumo de alcohol a una copita de vino en la comida y otra en la cena. Le torturaba imaginar su vida sobriamente, le gustaba ponerse a gusto como él decía, tan arrugado y pequeño como vicioso. Creo que trataba de olvidar que había estado más de 50 años trabajando para acabar con una mujer gorda e insulsa, un puñado de amigos apáticos con cara de féretro enmohecido y un país en general siervo de cuatro listos. Por eso iba a ver a mi padre, sabía que era de otro rollo.

Siguió y siguió hasta que le dio el segundo viaje, y casi la diña. Sus dos hijas intentaron llevarlo a una residencia para mayores, pero al señor Blas le quedaban todavía un poco de fuerzas para evitar el marcharse de su bar y su barrio criminal, así como ignorar de nuevo los ya no consejos, sino advertencias que los médicos le habían hecho acerca de sus hábitos. Sin importarle, seguía acudiendo al bar, hasta que un día perplejo observó al Doctor Martínez en la barra, diciéndole que si le servía alcohol al señor Blas prácticamente se convertía en un asesino. Por tanto, ya no le valdría a Blas su famosa frase de:

— ¡Darío! Un vinito, bajo prescripción médica, eso sí…

— Todo sea por su salud, señor Blas.

Le habían quitado el carné del coche, pues estos lances cardíacos habían mermado un tanto su agudeza visual y sus reflejos, y en el bar del barrio se le cortó el rollo, así que tenía difícil lo de conseguir sus vinitos. Se me quejaba amargamente y yo no podía evitar reirme:

— ¡Malditos políticos! Se me va la pensión entre los vinitos y las propinas que tengo que dar a estos hijos de puta que cada vez me piden más. Empezaron por una peseta y ahora me piden dos duros. Me voy a suicidar.

Yo no le di ninguna importancia. Se trataba de otra de sus extravagancias.

—No diga estupideces, señor Blas. Hay que tirarle con dos cojones a la vida __ eso le decía yo, el peor cobarde que campa esta harapienta Tierra __. ¿Qué van a hacer entonces sus hijas y todos los que le apreciamos?

— Mis hijas son unas malas putas avariciosas. Para agradecerme toda esta vida deslomándome me trataron de embaucar para abandonarme en una residencia de esas de viejos chochos que bailan zarzuela y organizan apasionantes torneos de parchís __ ahí fue cuándo me enteré de las intenciones de aquellas bastardas __, y mis amigos tienen el seso ya tan comido que no saben ni quiénes son. Sólo miran al vacío y balbucean que la cosa está mal o repiten las mismas conversaciones un día y otro y otro. Esto se ha acabado, te lo digo en serio, me voy a agarrar un buen pedo y me voy a matar.

— Al final señor Blas, le voy a soltar un cachete, que ganas no me faltan. Deje de decir gilipolleces y por favor, haga caso de los médicos que son los que saben de esto.

— ¡Eso, eso! Tú, que no me mate, pero para matarme tú. Me voy a poner bien borracho, y cuando me empiece a llegar el bajón… se terminó. De hecho vengo de delegar mis posesiones al ayuntamiento, para evitar que cualquiera de esas furcias se aproveche de la venta de mi casa. Cuídate mucho Riki __ y ya en la puerta me dio un beso en la mejilla y me dijo __. A seguir bien, no te olvides que Blas era tu amigo.

— De verdad y de verdad, me estás asustando. Pásate luego y cenamos, tendré algo, supongo. Luego nos vemos.

Eso fue esta mañana, me he quedado un poco en estado de shock. Quién se iba a imaginar que aquel viejo loco estaba en sus cabales trazando el plan de matarse… Me lo imagino en realidad sonriente en el momento del salto, incluso arrogante, sabedor de que esta puta existencia terrenal llegaba a su fin. No más tosidos de mañana, no más rutina, no más vehículos ni sonrisas falsas, ni facturas. No más políticos ni indigentes, sólo música, barras de bar celestiales y camareras cachondas. Porque aunque no fuese un santo, ese hombre debe estar en el cielo de todas, todas, si no San Pedro, es para matarte. Todo un crack, de veras.

A los dos días, el entierro. Es curioso, la gente parecía incluso contenta, se ve que enterrar a alguien realmente auténtico es un consuelo para todos los mediocres que permanecemos en el mundo material. Mientras comía con un montón de extraños pero eso sí, junto a mi padre, quien movía en todo momento la cabeza de lado a lado, simplemente no daba crédito a todo lo que estaba pasando, pues en esas comencé a pensar precisamente en la escena del suicidio. Me mortificaba un pensamiento: cómo había sido capaz de mirar embobado los restos de mi amigo desparramados en el asfalto con absoluta insensibilidad. Debería haberme chocado, y sin embargo me quedé estupefacto, pero no dolido. Pero yo creo que simplemente ese saco de vísceras no era nuestro Blas, siempre tan irreverente pero a la vez noble. Simplemente era un muñeco inerte, que es lo que somos todos en potencia.

De todos modos, cuándo me entierren, intentaré por todos los medios que no se organice ningún acto más allá que el del propio sepelio, que bastante es. Menuda sarta de gilipolleces puede soltar un cura… yo podría haberle dedicado unas últimas palabras desde luego más sinceras. Mi padre me hizo prometerle que no me suicidaría jamás. Estas son las tonterías que han forjado mi paupérrima forma de ser. Siempre me tratarán como a un niño. ¿Así quién te respeta?

jueves, 4 de marzo de 2010

CAMPO DE BROZA - CAP. 1

CAPÍTULO 1: MIRAD A UN FRACASADO

Bajar al parque a saludar a los viejos. Sentarme en el banco y comer unas cuantas pipas. Así he pasado un tiempo. Mis padres murieron y yo al fin me quedé con su casa, unas cuantas facturas que pagar, pero una herencia suficiente cómo para malvivir a costa de sus años de asqueroso ahorro hogareño. Llevo sin trabajar casi desde siempre, primero empecé siendo el eterno estudiante prometedor que en realidad estaba estancado en la Movida Madrileña de los 80. Pero estaba estancado yo, no mis amigos. Mis amigos se fueron colocando en el engullidor mundo laboral y los idealismos y demás falacias se fueron por la cloaca. Algunos de ellos pillaron chalecito en la Moraleja…

Pues eso, se me pasó el arroz, ahora sólo puedo joder con cuarentonas ocasionales y completamente borrachas… bueno más bien eso me ha pasado 2 veces en los últimos 5 años, por lo que defino así mi modus operandi en el sexo

No, en realidad mi sexo es pelármela más que un mono. He terminado por recolectar una gran colección de pornografía súper diversa, desde niñas hasta ancianas, desde tríos hasta triple penetración, headfucking y demás aberraciones.

Cuándo me pajeo, soy un jodido sádico. Noto cómo me suda todo el cuerpo y mi cara empieza a coger su forma particular, mordiéndome el labio inferior y con los ojos cómo platos. Pero después me siento mal por haberme pajeado una vez más, y mira que llevo años, pero pienso “soy un jodido pringao”. Además, cómo no hago nada, riego todos los pelos de mi panza con la lefa desparramada, esparciéndola a placer, hasta que se hace una costra jodida, que me hace estirar la piel a pedazos cuándo me incorporo a la ventana y acudo a secar los restos de mi mano sobre las cortinas.

No es que me encuentre orgulloso de relatar esto. He llegado a este punto porque me aburro tanto… me encuentro tan sólo… que me puse a escribir una novela.

Una mujer empezó a limar mi persona hasta el punto de arruinarme. Se quedó con mis dos coches, un piso céntrico, y una manutención a un hijo (¿mío?) que ni siquiera me habla 3 palabras seguidas. Me sumí en una depresión profunda, desatendí las partes de las empresas que esa zorra me había dejado, llegué a estar casi en bancarrota, y tuve que vender mis acciones en las distintas corporaciones que papá y mis tíos habían sudado. Todo por Julia, esa zorra. Me pegué grandes pasadas de coca, llegaron a instalarme un carísimo cachirulo, un tabique de platino, al que pudiera hacerle entrar más coca. Se terminó la pasta y quedó una pensión de mierda. Ahora si veo una bolsita en un aseo, la chupo y rechupo buscando ese amargor que tan buenos recuerdos me trae. A veces, cuándo la coca es buena, se me duerme la lengua y la boca cómo si fuera al puto dentista. Es cómo si sonara Brasil en mi puta cabeza, así salgo del aseo a veces, cuándo han volcado algo, cada vez menos frecuentemente.

Otras veces me encuentro con algún chiquillo e intento darle miedo. Pero me han perdido bastante el respeto, han llegado a tirarme incluso piedras, los muy cabrones. Saben que soy un borracho porque seguro que sus padres se lo han dicho. O mi ex mujer. Además de follarse a todos los hombres pudientes de la ciudad, va vociferando por ahí que soy un cocainómano y un alcohólico, dos cosas de las que podría dar fé cualquiera que la conozca un poco más en la intimidad, o sea, cualquiera.

Mi chiquillo, Jordi, es un jodido caprichoso mamón sangrante. Sólo sabe pedir, no lo conozco en absoluto, tiene 8 años y llevo yo más de 7 separado de mi mujer. Por eso supe siempre que, tuvo el hijo casada conmigo, pero no era mío. Por eso no podía soportar que yo estuviera con él, porque ella sabía que era de cualquiera, menos de mí. Por aquel entonces todo se iba a pique y nosotros dos no es que tuviéramos una vida sexual muy rica… luego…

Pero da igual, me callé, firme todo lo que me puso delante, porque la quiero.

Soy un idiota, sé que es una mala zorra, que me ha arruinado por completo la vida, y sólo tendría que decirme ven para que yo estuviera dónde ella quiera. Supongo que será porque me aburro tanto… que pienso en ella. Ella no se aburre, porque mientras no está con el niño, va de acá para allá, con sus tíos y demás, ahora, LA MANUTENCIÓN QUE NO FALTE. Se me van 420 de los 612 que me dan a plazo fijo. Es decir, que me quedan 192 € para comprar cerveza de la mala, vino de Oporto (del falso) y latas de mejillones (aunque me gustaría más de berberechos) para ambientarme en un guateque. También tengo un perro, un ‘doberman’, pero hace 3 semanas que no le echo de comer. Es de escayola, me lo encontré al lado del portal. A saber…

Me río de los chinos, normalmente. Me hacen gracia porque no entienden una mierda ni nosotros a ellos, pero se cabrean mogollón, sólo con verte reír. Esos cabrones crecieron en un entorno tan duro y solemne, que no aprendieron a sonreír, por eso cuándo te ponen un “lollito de plimavela” intentan forzar una sonrisa que no saben hacer y quedan tan feos y chistosos. Pero hay chinorris a los que no me gustaría tentar, podrían triturarme 3 veces antes de tocar el suelo. Pero la mayoría están acojonaos con estar en España y con los inspectores de Sanidad. Vaya, una buena idea esa, para ir a comer de gratis al chino… pero por aquí me conoce todo el mundo, aunque igual si me afeito…

Os preguntareis, ¿por qué estoy leyendo esto? Yo también me pregunto lo mismo, cómo puedes leer… a no ser claro que seas una persona completamente trabajadora, cumplidora y honrada (mi alter ego) y hayas olvidado lo que es parasitar en la vida. En el caso de que seas un modélico padre de mi edad, puede que te interese leer esto, para intentar por todos los medios que ninguno de vuestros hijos acabe cómo el protagonista de esta historia, o sea, yo.

Acabé trajinando con muchas mujeres, pero se fueron junto con mis dineros. Yo que había sido un niño bien criado, me vi sin nada prácticamente, sólo ese cuarto sin ascensor, céntrico, eso sí, y una serie de cosas que vendí junto con mi dignidad, en casas de empeño por precios increíblemente bajos. Ahora tengo dos o 3 pantalones, 2 camisetas, y calzoncillos y calcetines de usar (varios días) y tirar, los que puedo ir robando por ahí. Estoy casi en la miseria. Dónde están ahora todos esos restaurantes ominosos, las sonrisas de la gente… ¿dónde está la palabra señor? Te acostumbras a tener pasta sin ni siquiera saber cómo se ha ganado y… se va… y eres un inútil.

Mis expectativas laborales son 0, pero porque me da vergüenza, después de quién he sido, ir a buscar trabajo a sitios harapientos, regentado por paletos señores que hacen actuar bajo el yugo a sus currantes que no tienen más escapatoria que lamer su culo.

Soy demasiado exclusivo y gilipollas, pero después de que tu mujer te deje en bragas, te haces bastante pasota y conformista con todo. Te conformas con no fallecer, te da igual que te pierdan el respeto, sólo quieres pasear una mañana más hablando tonterías con los viejos y dando patadas a botes de cerveza por ahí.

Tengo un coleguilla, que sé que soy su ídolo. No me preguntéis por qué, pero así es. Cuándo me dejo caer por ahí, me pasa porros y tal. Me siento cómo en la facultad de derecho, la gente preguntándome y yo liando ajeno a ellos y hablando lo que me sale de los huevos. Los chavales tendrán 19 o 20 años creo:

— y tío, tú por las mañanas a qué hora te despiertas?

— Pues suelo hacerlo por las tardes, la verdad

— ¿Y no tienes mujer? — pregunta uno, agarrado a su novia, con la cual duraría 2 o 3 semanas más

— Pues no la tengo, pero si le preguntara a tu padre ahora mismo, seguro que me tendría envidia

— ¡EH TÍO! QUÉ MIS PADRES SON LA HOSTIA EH? NO CÓMO TÚ, PRINGAO.

— Relájate y dale un beso a tu novia, ¿okay pokèmon? Tú preguntaste y yo respondí. Tú preguntas lo que quieres, y yo respondo igual, ¿te parece?

— No. Tú a mí me respetas.

Respeto… jejeje todavía les queda un gran camino para lograr conseguir un respeto que ni siquiera yo con el tiempo he logrado. Al final es cómo si todo el mundo no tuviera vida, sólo un dedo índice con el que señalarme y una boca gritando: “Mirad a Ricardo Segura, es un fracasado”. Y tienen razón.