CAPÍTULO 1: MIRAD A UN FRACASADO
Bajar al parque a saludar a los viejos. Sentarme en el banco y comer unas cuantas pipas. Así he pasado un tiempo. Mis padres murieron y yo al fin me quedé con su casa, unas cuantas facturas que pagar, pero una herencia suficiente cómo para malvivir a costa de sus años de asqueroso ahorro hogareño. Llevo sin trabajar casi desde siempre, primero empecé siendo el eterno estudiante prometedor que en realidad estaba estancado en la Movida Madrileña de los 80. Pero estaba estancado yo, no mis amigos. Mis amigos se fueron colocando en el engullidor mundo laboral y los idealismos y demás falacias se fueron por la cloaca. Algunos de ellos pillaron chalecito en la Moraleja…
Pues eso, se me pasó el arroz, ahora sólo puedo joder con cuarentonas ocasionales y completamente borrachas… bueno más bien eso me ha pasado 2 veces en los últimos 5 años, por lo que defino así mi modus operandi en el sexo
No, en realidad mi sexo es pelármela más que un mono. He terminado por recolectar una gran colección de pornografía súper diversa, desde niñas hasta ancianas, desde tríos hasta triple penetración, headfucking y demás aberraciones.
Cuándo me pajeo, soy un jodido sádico. Noto cómo me suda todo el cuerpo y mi cara empieza a coger su forma particular, mordiéndome el labio inferior y con los ojos cómo platos. Pero después me siento mal por haberme pajeado una vez más, y mira que llevo años, pero pienso “soy un jodido pringao”. Además, cómo no hago nada, riego todos los pelos de mi panza con la lefa desparramada, esparciéndola a placer, hasta que se hace una costra jodida, que me hace estirar la piel a pedazos cuándo me incorporo a la ventana y acudo a secar los restos de mi mano sobre las cortinas.
No es que me encuentre orgulloso de relatar esto. He llegado a este punto porque me aburro tanto… me encuentro tan sólo… que me puse a escribir una novela.
Una mujer empezó a limar mi persona hasta el punto de arruinarme. Se quedó con mis dos coches, un piso céntrico, y una manutención a un hijo (¿mío?) que ni siquiera me habla 3 palabras seguidas. Me sumí en una depresión profunda, desatendí las partes de las empresas que esa zorra me había dejado, llegué a estar casi en bancarrota, y tuve que vender mis acciones en las distintas corporaciones que papá y mis tíos habían sudado. Todo por Julia, esa zorra. Me pegué grandes pasadas de coca, llegaron a instalarme un carísimo cachirulo, un tabique de platino, al que pudiera hacerle entrar más coca. Se terminó la pasta y quedó una pensión de mierda. Ahora si veo una bolsita en un aseo, la chupo y rechupo buscando ese amargor que tan buenos recuerdos me trae. A veces, cuándo la coca es buena, se me duerme la lengua y la boca cómo si fuera al puto dentista. Es cómo si sonara Brasil en mi puta cabeza, así salgo del aseo a veces, cuándo han volcado algo, cada vez menos frecuentemente.
Otras veces me encuentro con algún chiquillo e intento darle miedo. Pero me han perdido bastante el respeto, han llegado a tirarme incluso piedras, los muy cabrones. Saben que soy un borracho porque seguro que sus padres se lo han dicho. O mi ex mujer. Además de follarse a todos los hombres pudientes de la ciudad, va vociferando por ahí que soy un cocainómano y un alcohólico, dos cosas de las que podría dar fé cualquiera que la conozca un poco más en la intimidad, o sea, cualquiera.
Mi chiquillo, Jordi, es un jodido caprichoso mamón sangrante. Sólo sabe pedir, no lo conozco en absoluto, tiene 8 años y llevo yo más de 7 separado de mi mujer. Por eso supe siempre que, tuvo el hijo casada conmigo, pero no era mío. Por eso no podía soportar que yo estuviera con él, porque ella sabía que era de cualquiera, menos de mí. Por aquel entonces todo se iba a pique y nosotros dos no es que tuviéramos una vida sexual muy rica… luego…
Pero da igual, me callé, firme todo lo que me puso delante, porque la quiero.
Soy un idiota, sé que es una mala zorra, que me ha arruinado por completo la vida, y sólo tendría que decirme ven para que yo estuviera dónde ella quiera. Supongo que será porque me aburro tanto… que pienso en ella. Ella no se aburre, porque mientras no está con el niño, va de acá para allá, con sus tíos y demás, ahora, LA MANUTENCIÓN QUE NO FALTE. Se me van 420 de los 612 que me dan a plazo fijo. Es decir, que me quedan 192 € para comprar cerveza de la mala, vino de Oporto (del falso) y latas de mejillones (aunque me gustaría más de berberechos) para ambientarme en un guateque. También tengo un perro, un ‘doberman’, pero hace 3 semanas que no le echo de comer. Es de escayola, me lo encontré al lado del portal. A saber…
Me río de los chinos, normalmente. Me hacen gracia porque no entienden una mierda ni nosotros a ellos, pero se cabrean mogollón, sólo con verte reír. Esos cabrones crecieron en un entorno tan duro y solemne, que no aprendieron a sonreír, por eso cuándo te ponen un “lollito de plimavela” intentan forzar una sonrisa que no saben hacer y quedan tan feos y chistosos. Pero hay chinorris a los que no me gustaría tentar, podrían triturarme 3 veces antes de tocar el suelo. Pero la mayoría están acojonaos con estar en España y con los inspectores de Sanidad. Vaya, una buena idea esa, para ir a comer de gratis al chino… pero por aquí me conoce todo el mundo, aunque igual si me afeito…
Os preguntareis, ¿por qué estoy leyendo esto? Yo también me pregunto lo mismo, cómo puedes leer… a no ser claro que seas una persona completamente trabajadora, cumplidora y honrada (mi alter ego) y hayas olvidado lo que es parasitar en la vida. En el caso de que seas un modélico padre de mi edad, puede que te interese leer esto, para intentar por todos los medios que ninguno de vuestros hijos acabe cómo el protagonista de esta historia, o sea, yo.
Acabé trajinando con muchas mujeres, pero se fueron junto con mis dineros. Yo que había sido un niño bien criado, me vi sin nada prácticamente, sólo ese cuarto sin ascensor, céntrico, eso sí, y una serie de cosas que vendí junto con mi dignidad, en casas de empeño por precios increíblemente bajos. Ahora tengo dos o 3 pantalones, 2 camisetas, y calzoncillos y calcetines de usar (varios días) y tirar, los que puedo ir robando por ahí. Estoy casi en la miseria. Dónde están ahora todos esos restaurantes ominosos, las sonrisas de la gente… ¿dónde está la palabra señor? Te acostumbras a tener pasta sin ni siquiera saber cómo se ha ganado y… se va… y eres un inútil.
Mis expectativas laborales son 0, pero porque me da vergüenza, después de quién he sido, ir a buscar trabajo a sitios harapientos, regentado por paletos señores que hacen actuar bajo el yugo a sus currantes que no tienen más escapatoria que lamer su culo.
Soy demasiado exclusivo y gilipollas, pero después de que tu mujer te deje en bragas, te haces bastante pasota y conformista con todo. Te conformas con no fallecer, te da igual que te pierdan el respeto, sólo quieres pasear una mañana más hablando tonterías con los viejos y dando patadas a botes de cerveza por ahí.
Tengo un coleguilla, que sé que soy su ídolo. No me preguntéis por qué, pero así es. Cuándo me dejo caer por ahí, me pasa porros y tal. Me siento cómo en la facultad de derecho, la gente preguntándome y yo liando ajeno a ellos y hablando lo que me sale de los huevos. Los chavales tendrán 19 o 20 años creo:
— y tío, tú por las mañanas a qué hora te despiertas?
— Pues suelo hacerlo por las tardes, la verdad
— ¿Y no tienes mujer? — pregunta uno, agarrado a su novia, con la cual duraría 2 o 3 semanas más
— Pues no la tengo, pero si le preguntara a tu padre ahora mismo, seguro que me tendría envidia
— ¡EH TÍO! QUÉ MIS PADRES SON LA HOSTIA EH? NO CÓMO TÚ, PRINGAO.
— Relájate y dale un beso a tu novia, ¿okay pokèmon? Tú preguntaste y yo respondí. Tú preguntas lo que quieres, y yo respondo igual, ¿te parece?
— No. Tú a mí me respetas.
Respeto… jejeje todavía les queda un gran camino para lograr conseguir un respeto que ni siquiera yo con el tiempo he logrado. Al final es cómo si todo el mundo no tuviera vida, sólo un dedo índice con el que señalarme y una boca gritando: “Mirad a Ricardo Segura, es un fracasado”. Y tienen razón.
jueves, 4 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)